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MANIFIESTO
LOS TIEMPOS DE NUESTRA LENGUA 

 


 

El lenguaje es una red que soporta parte de la totalidad de lo real: reduce la contingencia de esa realidad y la dimensiona a escala humana, la hace accesible; también construye el universo de entidades en un sitio específico. La lengua ngiba, no es una visión de mundo, es la construcción de un mundo. El lenguaje no tiene una autonomía de sentido inmanente, necesita su “parte de realidad”, y necesita también un horizonte temporal determinado.

Todo guarda y nada revela una lengua que calla: el secreto que mantiene oculto es un secreto de “potencialidad” histórica. A la lengua que ha callado, no se le debe hacer hablar por fuerza de una sola voluntad; esta lengua hablará por sí misma solo en condiciones específicas que muestren su necesidad social, epistemológica e histórica: estas condiciones permiten que la lengua brote.

 

 

ADVERTENCIAS

 

 

1). Este trabajo es un riesgo; en tanto riesgo supone un peligro. Recuperar territorios es siempre un peligro.

 

2). Este trabajo es la muestra de una falta, de una in-completud, -o mejor dicho-  de una falla, de algo que está en agonía y pérdida: un territorio particular del lenguaje.

 

3). Es claro que nuestro acercamiento a la lengua ngiba (nuestra lengua)  no tiene la pretensión de un estudio metodológico lingüístico, etnográfico o etnolinguístico; nuestras metas no se pueden cuantificar con las mediciones de estas “ciencias” , pues no encajan en ellas: van más allá de un enfoque dirigido por medidas lingüísticas.

4).Más que un rescate o revitalización, “los tiempos de nuestra lengua", es un  “reclamo lingüístico” desde la propia comunidad. Este reclamo, no es otra cosa que tomar la voz que nos falta;  las palabras que se nos deben, que nos pertenecen, y a convocar en ellas lo que nos corresponde.

5). Es claro que cualquier reclamo lingüístico debe implicar un polilinguismo, por lo menos de quien enuncia, para que su voz, en el otro, no sea escuchada como “ruido”.

 

6) En cualquier ejercicio de traducción se pierde algo, y a veces se gana otra cosa. El tránsito de una lengua a otra, tiene excedentes, digamos residuos: pasar del territorio de una lengua al territorio de otra, es  un  ejercicio de pérdida… El ejercicio de traducción es un ejercicio de pérdida.

 

7). Entendemos las lenguas originarias como tradiciones comunitarias, que dan cuenta del universo de objetos en un territorio específico; de la cosmovisión, pero también de las condiciones materiales que esa cosmovisión produce.

 

8). Quien  es despojado del territorio de su lengua, vive como desplazado en un universo simbólico que le es ajeno; las luchas por ese territorio tienen experiencias, en la mayoría de los casos de pérdidas, pero también de recuperaciones.

 

 

SENTENCIAS

 

1.       Las lenguas originarias son territorios contra-hegemónicos.

 

Se dice que el lenguaje no tiene territorio, los que tienen territorio son los individuos; los sujetos hablantes: en ellos se configurar las cogniciones que se tienen respecto al territorio.

 

Nosotros entendemos el territorio en dos sentidos:

  • Un territorio de autonomía, donde las palabras rompen con los significados habituales de las cosas y abren un espacio de posibilidad contra-hegemónico.

  • La lengua ngiba es un territorio residual. 

 

 

2.       El territorio es un proyecto político

 

  • El territorio es un espacio demarcado; una constitución, o mejor dicho, una institución, que se refiere al “derecho” que un grupo de individuos tiene sobre el medio físico  que habitan.

  •   Entendemos “la política” como el conflicto activo (entre dos partes), por tratar de instituir visiones particulares, en ocasiones antagónicas, de lo social.

  • La lengua ngiba es un territorio en disputa, por ello es un territorio político. 

  • Recuperar los territorios de la lengua ngiba es un proyecto político, su puesta en marcha es una acción política.

  • El despojo del territorio es despojo de la lengua: el despojo de la lengua es despojo del territorio.

 

Ulises Matamoros Ascención, 2021.

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